El Blues de Nar Shaddaa III

De Subtrama
Revisión a fecha de 21:02 23 jun 2013; El Universo (Discusión | contribuciones)
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La Flor Esquiva estaba en un pequeño recoveco de una zona secundaria de ocio, cerca de los niveles intermedios del Palacio. Destacaba por su música suave, la abundancia de sofás y la decoración relajante.

Cuando Ide y Arakosia llegaron, vieron que era un momento tranquilo. Había seis clientes dispersos por el local (en el que cabrían cómodamente ochenta personas), cada uno en una mesa distinta; dos de ellos bebiendo solos y los demás en una conversación con sirvientes del Palacio, que parecían estar consolándolos.

La música era suave y relajante: un bith sentado con las piernas cruzadas sobre una plataforma acolchada estaba tocando con los ojos cerrados, sin conectar los amplificadores de sonido. Ide no estaba familiarizado con el instrumento, que parecía una especie de armónica compleja y sonaba como un híbrido de guitarra y flauta.

Olía a madera, con un toque de especias.

Una chica joven de pelo rojizo, no más alta que Arakosia, se aproximó a los recién llegados.

-Bienvenidos a la Flor Esquiva -dijo con una sonrisa que parecía genuinamente alegre-. Pídanme lo que deseen. Ide respondió automáticamente con una fugaz sonrisa. No se terminaba de acostumbrar a la amabilidad de este sitio, tan en contraste con el ambiente hostil que reinaba en la luna hutt.

-Yo tomaré un vino de Alderaan, si es posible. Y además... -dijo volviéndose hacia Arakosia-.

-Em... un jugo de bantha, por favor -reflexionó durante un momento-. Sin alcohol.

-Qué sitio tan agradable vuestro local, señorita. Me gusta el olor a madera -dijo mientras sacaba el cristal que le dieron al registrarse. Supongo que lo pueden cargar en mi cuenta. ¿Cuánto es?

-Cuatro sgin, señor.

Ide probó el vino.

-Um... delicioso. Veo que Lionel me ha aconsejado bien.

Los ojos de la chica se abrieron ligeramente.

-¿Lionel? Conozco varios...-la voz le temblaba, en el umbral de lo perceptible.

La chica pareció trasfigurada por un momento, como si pasara por una gran intensidad emocional. Unas lágrimas asomaron a sus ojos y sonrió, como si un enorme peso acabara de abandonarla.

-Oh, galaxia...-suspiró-. Lionel. ¿Lionel le ha pedido que venga? ¿Tiene algún mensaje de su parte? ¿Está bien?

-Sí -no hacía falta ser un jedi para saber que ella lo conocía bien y que hacía mucho que no sabía de su paradero. De repente Ide se sorprendió de lo poco que sabía sobre su piloto-. Es mi piloto, me acompaña en los asuntos que debo atender en Nar Shadda. Me aconsejó este local. -Se detuvo un momento-. Supongo que sabría que usted estaría aquí.

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