Catecismo de Dwänholf

De Subtrama
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Poema anónimo descubierto en la biblioteca de Pragna.

PARA LOS DE ARRIBA

hablar de comida es bajo.
Y se comprende porque
ya han comido.
Los de abajo tienen que irse del mundo
sin saber lo que es
comer buena carne.
Para pensar de dónde vienen
y a dónde van,
en las noches hermosas
están demasiado cansados.
Todavía no han visto
el vasto mar y la montaña
cuando ya su tiempo ha pasado.
Si los que viven abajo
no piensan en la vida de abajo,
jamás subirán.

EL PAN DE LOS HAMBRIENTOS HA SIDO COMIDO

La carne ya ni se huele. En vano
se ha derramado el sudor del pueblo.
Los laureles
han sido talados.
De las chimeneas de las fábricas de armas
sale humo.

EL RECADERO DEL NORTE HABLA DE GRANDES TIEMPOS VENIDEROS

Los bosques crecen todavía.
Los campos son fértiles todavía.
Las ciudades están en pie todavía.
Los hombres respiran todavía.

EN EL CALENDARIO AÚN NO HA SIDO SEÑALADO EL DÍA

Todos los meses, todos los días
están libres aún. A uno de los días
le harán una cruz.

LOS TRABAJADORES GRITAN POR EL PAN

Los comerciantes gritan por los mercados.
Padecía hambre el ocioso. Ahora
padece hambre quien trabaja.
Las manos que colgaban inútiles vuelven a moverse:
fabrican flechas.

LOS QUE ROBAN LA CARNE DE LA MESA

predican resignación.
Aquellos a los que están destinados los dones
exigen espíritu de sacrificio.
Los hartos hablan a los hambrientos
de los grandes tiempos que vendrán.
Los que llevan la nación al abismo
afirman que gobernar es demasiado dificil
para el hombre sencillo.

LOS DE ARRIBA DICEN: LA PAZ Y LA GUERRA

son de naturaleza distinta.
Pero su paz y su guerra
son como viento y tormenta.
La guerra nace de su paz
como el hijo de la madre.
Tiene
sus mismos rasgos terribles.
Su guerra mata
lo que sobrevive
a su paz.

CUANDO EL RECADERO DEL NORTE HABLA DE PAZ POR LOS ALTAVOCES,

los trabajadores miran el grueso firme
de las carreteras que están haciendo, y ven
que es para máquinas de asedio.
El pintor de brocha gorda habla de paz.
Irguiendo sus espaldas doloridas,
las grandes manos apoyadas en cañones,
le escuchan los fundidores.
Los pilotos de las fragatas aminoran izan las velas
de sus barcos
y oyen
hablar de paz al recadero del norte.
Los leñadores están a la escucha en los bosques silenciosos,
los campesinos dejan los arados y se llevan la mano a la oreja,
se detienen las mujeres que les llevan la comida:
hay un emisario pregonando en el campo de labor. Por ellos
se oye al recadero del norte exigir la paz.

CUANDO LOS DE ARRIBA HABLAN DE PAZ

el pueblo llano sabe
que habrá guerra.
Cuando los de arriba maldicen la guerra,
ya están escritas las hojas de movilización.

LOS DE ARRIBA

se han reunido en una sala.
Hombre del campo:
abandona toda esperanza.
Los grandes nobles
firman pactos de no agresión.
Hombre pequeño:
escribe tu testamento.

HOMBRE DE BOTAS DESTROZADAS:

Los artesanos
están haciéndote un par
que nunca romperás.
Hombre que vas al trabajo caminando durante horas
con tus chaqueta raída: la capa
que te están fabricando
estará hecha de acero.
En tu hogar hace falta un envase de leche
y estás fundiendo una gran botella, fundidor,
que no será para leche. ¿Quién
beberá en ella?

ES DE NOCHE

Las parejas
van a la cama. Las mujeres jóvenes
parirán huérfanos.

EN EL MURO HABÍAN ESCRITO CON TIZA:

quieren la guerra.
Quien lo escribió
ya ha caído.

LOS DE ARRIBA DICEN:

éste es el camino de la gloria.
Los de abajo dicen:
éste es el camino de la tumba.

LA GUERRA QUE VENDRÁ

no es la primera. Hubo
otras guerras.
Al final de la última
hubo vencedores y vencidos.
Entre los vencidos, el pueblo llano
pasaba hambre. Entre los vencedores
el pueblo llano la pasaba también.

LOS DE ARRIBA DICEN: EN EL EJÉRCITO

todos somos iguales.
Por la cocina sabréis
si es verdad.
En los corazones
debe haber el mismo valor. Pero en los platos hay
dos clases de rancho.

LOS HECHICEROS ESTÁN

inclinados sobre sus grimorios:
un gesto equivocado, y las ciudades del enemigo
se salvarán de la destrucción.

DE LAS BIBLIOTECAS

salen los asesinos.
Estrechando contra sí a los niños,
las madres vigilan el cielo con terror
a que aparezcan en él los milagros de los sabios.

EN EL MOMENTO DE MARCHAR, MUCHOS NO SABEN

que su enemigo marcha al frente de ellos.
La voz que les manda
es la voz de su enemigo.
Quien habla del enemigo,
él mismo es enemigo.

GENERAL, TU REGIMIENTO ES FUERTE COMO UN DRAGON

Arrasa un bosque y aplasta a cien hombres.
Pero tiene un defecto:
necesita un comandante
General, tu nave es poderosa.
Vuela más rápido que la tormenta y carga más que un elefante.
Pero tiene un defecto: necesita un piloto.
General, el hombre es muy útil.
Puede mandar y puede matar.
Pero tiene un defecto: puede pensar.

CUANDO EMPIECE LA GUERRA,

quizá vuestros hermanos se transformen
hasta que no se reconozcan ya sus rostros.
Pero vosotros debéis seguir siendo los mismos.
Irán a la guerra, no
como a una matanza, sino
como a un trabajo serio. Todo
lo habrán olvidado.
Pero vosotros no debéis olvidar nada.
Os echarán aguardiente en la garganta,
como a los demás.
Pero vosotros debéis manteneros serenos.

EL REY EN VALDEUMBRÍO OS DIRÁ: LA GUERRA

dura cuatro semanas. Cuando llegue el otoño
estaréis de vuelta. Pero
vendrá el otoño y pasará,
vendrá de nuevo y pasará muchas veces, y vosotros
no estaréis de vuelta.
El recadero del norte os dirá: las tropas especiales
lo harán todo por vosotros. Sólo unos pocos
tendrán que morir.
Pero moriréis a cientos de miles, nunca
se habrá visto morir a tantos hombres.
Cuando me digan que estáis en Tibas,
y en Pragna, y en la planicie de Somer, sabré
dónde encontrar un día vuestras tumbas.

CUANDO EL TAMBOR EMPIECE SU GUERRA,

vosotros debéis continuar la vuestra.
Verá ante sí enemigos, pero,
al volverse, deberá ver también
enemigos detrás;
cuando empiece su guerra
no debe ver sino enemigos en torno.
Todo aquel que avance
empujado por los agentes del duque,
debe avanzar contra él.
Las botas serán malas, pero aunque fueran
del mejor cuero, son sus enemigos
quienes deben marchar dentro de ellas.
Vuestro rancho será poco, pero aunque fuera abundante,
no os debe gustar.
Que los agentes del duque
no puedan dormir.
Que tengan que controlar arma a arma
para ver si están cargadas. Y que tengan que controlar
si controlan sus controladores.
Todo lo que vaya hacia él debe ser destruido,
y todo lo que venga de él, contra él hay que volverlo.
Valeroso será quien combata contra él.
Sabio será quien frustre sus planes.
Sólo quien le venza salvará a Dwänholf.
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